China es la mayor fábrica tecnológica del mundo, pero sus proveedores no son visibles para Europa. La mayoría de empresas occidentales trabajan con catálogos incompletos, ferias saturadas de intermediarios y plataformas que no muestran la capacidad técnica real de cada fabricante.
Es difícil distinguir fabricantes reales de traders.
No existe información fiable sobre calidad o madurez.
Las auditorías técnicas son inaccesibles para la mayoría.
Los plazos y volúmenes reales son difíciles de validar.
Las decisiones se toman con datos incompletos o erróneos.